"Justo cuando acababa de resolver su tercer problema de trigonometría, noté su mano deslizándose sobre mi resago. Le dí un ligero cachete.
- Continua estudiando - le dije cuando levantó la vista - Nadie te ha dado permiso para parar.
Sonrío y escribió algo al pié de la hoja. Ahora la solución decía:
«Halla x si (x)=2sen3x, sobre el dominio -2n<2n»
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